lunes, 29 de julio de 2013

Este viernes

Este viernes vuelvo al trabajo, dos de agosto. Me queda nada y menos. Tengo leche congelada, sacaleches, cereales y galletitas para el peque, hemos probado a darle fruta para que pueda entretenerle, tengo un vasito y biberones para que tome la leche, platito y cuchara. Pasa tiempo con su padre y aunque no hace las cosas como yo, lógico por otra parte, se llevan muy bien y se quieren a morir. Tengo localizada la ropa de trabajo y mañana me pasaré por allí para ver como van, que cosas necesito saber para volver. He conseguido una neverita con bloque para enfriar para poder mantener la leche que consiga sacarme hasta que vuelva a casa. He dejado de dormir la siesta estos días para que no me cueste tanto (trabajo por las tardes). Incluso mi bebé ha cambiado su rutina de sueño para esperarme despierto y poder comer y dormir justo cuando llegue.
Parece que lo tengo todo listo. Parece. Pero la triste realidad es que no lo estoy. No estoy preparada. No quiero, en mi más profundo ser, no quiero. Me resisto a asumirlo. Me resisto a aceptarlo. Ni siquiera mis tetas están preparadas. Con la frecuencia con la que come, lo voy a pasar mal físicamente. Lo de sacarme leche va a ser una necesidad no un capricho.
Sin embargo no me queda más remedio. Es así, es una realidad. Voy a estar fuera de casa más de 8 horas. Mi marido cuidará a mi pequeño, y lo hará de fábula. Pero creo que me costará superar esa sensación de vacío. Pero mientras mi peque esté bien, yo lo superaré.

(Que entrada más chungui me ha quedado, jejeje)

No hay comentarios:

Publicar un comentario